CONTRA EL MAL TIEMPO

Cinco poemas de Argelia Velázquez de Silva.

A once años de la tragedia de Vargas y cuando Venezuela padece y supera calamidades nuevas,
compartimos con ustedes cinco inéditos poemas de Argelia Velázquez de Silva, en la seguridad
de que su espíritu de solidaridad y amor se sentirá satisfecho al saber que su palabra, oportuna y
sutil, aún vive para ser bálsamo y guía ante el dolor de su amado pueblo.

Para la Fundación Américo Silva, la difusión de estos versos se enmarca en el compromiso de
solidaridad y combate a favor del pueblo que determinó la conducta del Comandante Guerrillero
Américo Silva y de su compañera de vida y luchas, Argelia Velázquez de Silva, fallecida el pasado
viernes 26 de noviembre. En estas líneas se expresa la sensible condición humana de la fundadora
y Presidenta de esta organización, pero además, la Argelia madre, docente y periodista quien,
por sobre todo, consagró su existencia al bien común, es decir, al socialismo: “No concibo que
un revolucionario o revolucionaria no incorpore a sus hijos a las luchas que libran los pueblos. Es
un deber de todo militante dar los aportes para enriquecer los procesos de cambios y ser motor
en cada sitio donde viva o trabaje. Por más íngrimo que un revolucionario o revolucionaria se
encuentre en un momento determinado, su deber es generar condiciones para los cambios que
requiere el pueblo en su ascenso hacia el socialismo y la vida. Ser revolucionario es una actitud de
compromiso por la vida. Por tanto, la labor revolucionaria es de por vida”.

Hoy, a 11 años de Vargas y cuando más de 130 mil venezolanas y venezolanos están en situación
de damnificados, la Fundación Américo Silva se suma, con las voces de Argelia y Américo y
desde nuestra humilde trinchera, a los esfuerzos por dignificar y liberar a la patria de Bolívar,
de la indignidad del capitalismo y sus máximas expresiones imperiales. Hoy, también en fechas
bicentenarias y cuando estamos por conmemorar, este 17 de diciembre de 2010, los 180 años
de la desaparición física de nuestro padre Libertador, Simón Bolívar, con él debemos decir: “Si la
naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”. Sirvan pues, estos
poemas de Argelia Mercedes Velázquez de Silva para llevar solidaridad, luz y fuerza a las dignas
familias impactadas por las adversidades de la naturaleza y, mucho más, por la malignidad de
cientos de años de imperialismo, marginación y miseria.¡Sólo el socialismo dignifica, el capitalismo
damnifica!

Fundación Américo Silva
Lic. Ytalo Américo Silva V.

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MAL TIEMPO

A los habitantes de Vargas.
Argelia Velázquez de Silva. 1999.

La tarde tomó color de nube triste,
porque un río de lágrimas
desembocó en el mar.

La tarde se vistió de nube triste,
porque gotas de lluvia
se convirtieron en sal.

La tarde asomó sus nubes tristes,
porque en la vasta arena
se agitó un vendaval.

¡Presagios de malos tiempos
para lanzarse a la mar!

La tarde se tiñó de nube triste,
porque la patria llora
la muerte de sus hijos,
que cual gotas de lluvia
arrastró el vendaval.

¡Malos tiempos,
días aciagos,
mar de sangre,
peste de arenas,
llantos de sal!

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ECOCIDIO

Cuando los pueblos
dejan secar sus suelos
y permiten que
mueran los árboles del camino,
las piedras
se transforman en rocas,
de cuyos cráteres
surgen los gigantes de la ruina,
regando por todas partes
semillas de desesperanza.

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PAISAJE MARINO

Ayer pasé revista a mis recuerdos
y me vi, a lo lejos…
a orillas de una playa.
Con pasos lentos hilvanaba sueños
y en cada palabra construida
el sentimiento inserto.

Junto a mí:
castillos de arena entre montañas verdes,
un arco iris de múltiples colores,
un manantial de cristalinas aguas
habitado por peces y por algas;
y una gaviota que volaba rauda
bajo el espléndido cielo
de mi infancia.

Y al querer
continuar el recorrido largo,
el dulce sueño se me volvió quimera;
porque la ola que golpeó la roca,
con duro golde e incansable acento
me arrebató mis globos transparentes
convirtiendo en espumas,
dulces sueños.

¡Pero sé,
que al volver, nuevamente allí,
podré reencontrar mis ilusiones
en cada grano de arena de la playa
y en el roce sutil
de cada ola!

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EL LLANTO DE LA TIERRA

Versos,
Para enjugar el llanto
que brota de la tierra exigua,
de pastos resecos
y de aguas
menguadas.

Versos,
para enjugar el llanto
que brota de la tierra erosionada.
Llanto de fuente abandonada
sedienta de vida…

Versos,
por una tierra
donde florezca el amor
que nutre la existencia,
y cultive el alma de los pueblos
sensibles
a sus lamentos.

Versos,
por un planeta digno de nosotros mismos,
fuente inagotable de sustento y armonía
equilibrio y belleza.

Un planeta de metas alcanzadas
pleno de alegría,
donde se oiga siempre,
un canto por la vida
bajo el intenso azul
que nos rodea.

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EN ESTO CREO

Amo la vida, pesé a sus laberintos
porque de ellos se nutren mis sentidos
y se acera mi andar,
paso con paso.

Creo en la vida,
en el valor de la existencia
y en el amor como la fuerza tenaz que la transforma.

Creo en los surcos repletos de semillas
porque encierran un reto a la existencia;
en el labriego, que con paciencia siembra
y en su mano callosa que cultiva.

Creo en la tierra que multiplica la vida
y en la mano del ser, que su semilla trilla.

Creo en las flores silvestres del camino
que resisten veranos y aguaceros,
las que resurgen de polvos y cenizas
y de las pisadas crueles del forastero.

Creo en las flores silvestres del camino
las que miran al sol, irreverentes
desafiando sus rayos, frente a frente.

Sí, y creo en esas,
en las que aún siendo pequeñas y sencillas
pueden, al mismo sol,
transmitirle su brillo,
cosechando un suelo erosionado.

Creo también, en utilidad de los pedruscos
y en la labor paciente
del cincel que los pule.

Creo en el valor de las virutas
que se suman al polvo
y construyen la masa.

Creo en la magia que encierra el universo
y en el caudal de emociones
que nos brinda.

Creo en el poder de la naturaleza sabia
y en el magnífico equilibrio
de sus reinos.

Creo en las lejanas estelas
de las estrellas fugaces,
porque llevan de viaje
los deseos de la infancia.

Creo, infinitamente, en el poder de las palabras
cuando responden a la fidelidad
del pensamiento;
enalteciendo la voz que la pronuncia
para perpetuar la idea de quien las talla.

Creo en la fugaz luz de la luciérnaga
Que aporta claridad al firmamento
Irradiando esperanza al infinito.

Creo en el tenue murmullo del riachuelo
que sutilmente invade los senderos,
descendiendo hacia el mar, sin hacer ruido,
para agigantar su eco mensajero.

Creo en las manos amigas
que se tienden
con la cálida y fraterna prontitud
la que demanda el ciego, que se desplaza a tientas
o la que necesita cualquiera que tropiece,
a pesar de la luz.

Creo en la vida, la luz y sus colores
en el eco firme que en el oído queda,
en la mano amiga, que nos sirve de puente

entre el fango angustiante
y la hermosa pradera.

Creo en las fuerzas transformadoras de los pueblos
que humanizan el sentir del universo,
y en el rol que cada ser humano cumple
en la contienda contra muros de silencio.

Creo en el amor
como fuerza que aviva
el resplandeciente sol
que llevamos dentro.

Creo en sencillas cosas como estas,
y en las que aceran mi andar,
paso con paso
y fortalecen mi propósito de vida.


Argelia Mercedes Velázquez de Silva.
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